La ruleta gira, y gira eternamente, no hay escapatoria, y heme aquí, como un ratón de laboratorio, blanco y de ojos rojizos, encerrado en una celda giratoria, sieno visto por grandes científicos llamados Enki [a la izquierda] y Beezebub [a la derecha], y no hay escapatoria, no hay salida, no hay luz frente al vacío, solo oscuridad me abraza, solo el frío hierro de mi jaula me mantiene atado a la dolorosa realidad de que no hay sueños, o al menos no para un esclavo, no para un ser dominado por otros, un ser... sin alma, uno de esos muñecos de porcelana, frío y sin emoción...¿sin emoción? ja!, sin emoción, así debería estar, pero no, una vez más, repito la mísma cantaleta, me compro una mazcara en el mercado central, para seguir mi camino, así, oculto del resto, por que soy lo que no debo ser, y viví como lo que debía ser, pero es falso, una simple mentira, es una burda actuación de un teatro de mala muerte, una basura disfrazada de obra, y pienso una vez más "estás, aún estás"... no hay respuesta, y pregunto de nuevo, cansado y polvoriento, con las patas destrozadas por la crueldad de esta rueda, martirizado hasta la médula "estás, aún estás, vamos, sé que no me abandonarás, ¿cierto?...tu tampoco lo harás".... la respuesta no llega... oh!, ahora lo recuerdo, la última vez que llegó, yo, estába fuera, no estába en mi celda, ni recuerdos quedaban ya de mi rueda, las patas habían sanado, y yo... solo era un ratón libre... ¿libre?, bah!, solo escapé de la primera prisión, pero esa máscara vivía como aderída a mi rostro, que se había vuelto una máscara y la mascara, ah!, simplemente mi verdadero rostro."Es cierto, es por eso", pensé, "ya no me habla, se ha molestado, l@ maldecí mil y una vez, es cierto, debe estar enojad@, ajajajaj, no hay de otra manera"... esperé una respuesta a mi ironía, y no la hay, cierro los ojos, y entre el pelo que entraba hacia ellos empapado en sudor y en la dolorosa agonía de mi eterna carrera, y ahí estaba, l@ veo, frente a mí entrando desde las Flamas del espíritu regresa, me llama, me quema, y yo como un caballero sin capa caigo en sus calidas manos, como un milagro me rescata, me salva y me protege. Me toma entre sus cálidos vectores, y me levanta, pues sabe que mis patas están heridas, y me lleva hacia ese camino, ese camino que nadie conoce, que nadie teme... que nadie ama, y lo ví, y lo amé, y deliré frente a tan frustrante belleza, pues sabía que mi cuerpo ya demacrado, no podía tocar aquel jardín, ni a su bella princesa. Y nuevamente cerré los ojos y tomé aire fuertemente y grité, y mi voz se esparció en el infinito...
