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jueves, 19 de junio de 2008

Saludos

aajaja, esto lo escribió un amigo, don Darkkness, alias Iván El Curadito Gótico Fiestero, ajaja, es bueno ver esto, ajajja, bueno lo saludo con cariño, y le ofrezco una copa de sangre:

Desiciones

¿Dónde estoy?, me veo rodeado de gente, pero ¿Qué es la gente?, ¿serán reales, o solo un invento de la sociedad?, creo que son cosas como ustedes, si, como ustedes, aquellos seres bípedos que permanecen impávidos ante mis palabras, y sin mayor expresión en sus rostros, puedo saludarlos, hablar con ustedes, reírme con ustedes, y compartir, pero no los conozco, no se sus nombres, ni sus gustos o aficiones, ni siquiera conozco el tono de sus voces, aunque , realmente, no me interesa, porque ¿Cuál es la finalidad de conocer a todos y cada uno de ustedes a cabalidad, si probablemente ni siquiera me conozco a mi mismo?, o incluso ¿Para que vivir rodeado de tanta gente que me entienda, me acoja y me conozca, si cuando, en algún momento carezco de ellos, y estoy solo, encerrado en la oscuridad de mi mas profundo ser, cuando estoy tapiado entre las murallas del frió pensamiento oculto de mi inconciencia, no puedo entenderme, conocerme o acogerme a mi mismo?

Realmente no comprendo la idea de ser un mero personaje, eyaculado de la pluma de algún libretista olvidando que solo hemos sido envueltos con un traje que no nos corresponde, sabemos muy bien quienes somos, pero tal como aquel personaje que sabe muy bien quien es, prácticamente todos nos arrogamos poder y el derecho de pisotear al que está mas abajo, ocultando, bajo el manto de la prepotencia, que solo somos unos pobres diablos, a merced de nuestras propias decisiones, la mayoría solo son unas lagartijas, que, mordiendo el polvo, van siempre hacia donde el sol calienta mas, sin arriesgarse un momento a pasar por la sombra, igual que nuestro personaje, que teme salir del libreto, porque puede correr las líneas del guión, pisar la tinta y destruir las líneas de su propia vida, tiene miedo de ver que todo el paisaje de la obra, en realidad, solo sea madera y cartón pintados formando escenografía, que aquel calido, hermoso y glorioso sol que la daba vida y calor, solo sea un enorme foco halógeno que lo encandilaba, y que ahora, al intentar volver a ese mundo de fantasía, se de cuenta que ya no puede entrar, porque le molesta lo viscoso, húmedo y sucio de la tinta.

Ustedes damas y caballeros, quienes permanecen frente a mi, y yo frente a ustedes, podrían decirme que no, por ningún motivo son personajes, al contrario, que ustedes viven sin mascaras, y que esta es su realidad, simplemente que así viven bien, que cuestionar y protestar es solo cosa de pobres ignorantes, y que así viven en paz, sin embargo, déjenme decirles, que si se desea vivir siempre en paz, no resulta. Tiene éxito a precio de no ser uno mismo, de ser un neurótico, por favor no se equivoquen que no propongo la guerra. Solo sigo lo siguiente: que si pensamos distinto, eso provocara conflictos, los cuales no hay que evadirlos, pues a ala larga, nos causaran heridas mas grandes, llagas que no serán cerradas tan fácilmente como al enfrentarlas de inmediato y de forma madura; si deseo mantener la amistad o la relación, será teniendo muy claro, en evidencia, las diferencias que existen entre ambos.

Es cierto, todos sabemos que dar el primer paso hacia alguna decisión, sea importante o no, es lo que mas dificultad nos trae, pues tenemos la duda entre cruzar la línea o no, y se nos vienen a la cabeza todos los momentos difíciles que antes nos han sucedido, si yo le dijera estas palabras a otra persona, alguien cómodo, aquellos que aseguran vivir en paz, de seguro no entendería, es como cuando estamos completamente concentrados en un juego de ajedrez y mi contrincante me advierte: ¡Cuidado, que mi caballo va a amenazarte con jaque doble!, miro y comprendo inmediatamente que la amenaza es real, donde comprender no significa solo mirar esa pieza que simboliza un caballo, fijar la mirada en ella. Significa más bien, a partir de la situación global del tablero, percibir el peligro que se cierne sobre mi reina. Desde tal horizonte, el horizonte de las posibilidades del juego, recién puedo comprender la advertencia: ¡AMENAZA SOBRE LA REINA!, mientras que un observador que no sabe nada de ajedrez y que simplemente posa su mirada sobre el tablero, no va a entender en absoluto cual es la amenaza de la que estamos hablando. Ni disminuirá en gran medida su ignorancia, contando las piezas, midiendo sus distancias, su tamaño, determinando su color, etc...

Si la reina o el alfil fueran existentes, como el hombre, tendrían acceso a una red de posibilidades que conformarían una especie de mundo para cada pieza.

Cuando estamos en la disyuntiva frente a la línea que debemos cruzar, sabemos que es necesario hacerlo, pero en este caso son nuestros temores los que trabajan como aquel contrincante en el juego de ajedrez; es como cruzar un río para llegar al objetivo anhelado, sabes que debes cruzarlo a nado, aunque temes por la corriente, y sabes que una vez que te hayas lanzado, ya no habrá opción de regresar, pero si puedes llegar al final, y ya no necesitaras volver, sino que tendrás el sendero totalmente despejado, abierto a un valle potencialmente mas fértil, sin embargo, habemos muchos que nos encontramos pusilánimes entre las feroces garras de las tribulaciones que nos atormentan al momento de cruzar o no cruzar, cayendo en un magno dilema, cual Hamlet, con su “ser o no ser”, produciendo un terrible desastre en nuestras vidas.

Seguro estoy, que aquí, la mayoría de ustedes y yo, hemos dado muchísimas batallas, pasando por alto el miedo al cambio, luchando cual beneméritos mercenarios defendiendo el reino de nuestra propia identidad, o en otros enfrentamientos, hemos sido los artífices, los ingenieros de un encarnizado auto sacrificio, y aun así, con ya bastante experiencia, no sabemos que hacer para quemar ese temor que nos envuelve cada vez que enfrentamos un problema, convirtiéndonos en adefesios cobardes, y, por fin, llenarnos del valor que adolecemos, el mismo valor con el que luchábamos sin cansancio, ese valor que no nos permitió rendirnos ante la falta de apoyo de aquellos que estaban detrás de nosotros aquel valor que nos permitió soportar el duro golpe que recibimos al ver que muchos, otrora amigos, ahora sacan el puñal, clavándolo sin miramientos y con la mejor de las certezas en nuestras espaldas, como cualquier protervo traidor, obligándonos a barrer con ellos también, cual escorias en el rellano.

Es ahí cuando muchos anhelan la aparición de algún ser que nos guíe a través de aquel difícil decidir, es ahí cuando muchos apelan a su inconmensurable fe , pobres ilusos que creen que sin su intervención, serán traspasados de un lado al otro del río, mientras que, algunos ignaros mas ilusos que otros, desean caminar sobre las aguas, como bien lo plasma aquella sátira, aquella tira cómica, la mas larga del mundo, ese epigrama de dos tomos, protagonizado por el actor más mordaz y palurdo de la historia. Mientras ellos permanecen en sus fatigosas tareas de fe, no notan que la vida les sigue pasando por delante, quedándose estacionados en esta gran carretera, esperando que algún héroe se acerque a ellos a tenderles la mano, no logran percatarse que los años pasan y pasan, sin respuesta alguna, hasta que poco a poco se va perdiendo la esperanza de lograr aquellos oxidados sueños; otros, en tanto, no somos tan fetichistas ni pacientes, y preferimos ser en función de nosotros mismos, por lo que , a veces, se nos clasifica, muy erróneamente, de narcisistas.

Si eventualmente me encontrara en la necesidad, no de cuestionar mi existencia, sino de definirme a mi mismo, rescataría para mi forma de ser, rasgos del existencialismo sartreano, donde, considerado en mi mismo, al margen de las cosas de las que me ocupo, yo no soy nada; y en ese sentido, la conciencia me arroja una y otra vez sobre el mundo, condenándome a una falta de identidad irremediable. Ahora bien, eso mismo es lo que me hace libre, pues me obliga a elegir en cada situación que quiero ser y en que mundo quiero estar. No obstante, la posibilidad de realizarme, de ser definitivamente lo que decido ser, supondría paradójicamente, el fin de mi conciencia. Por eso, la existencia humana es, en el fondo, una pasión absurda, cuando ante los ojos de otros, llego definitivamente a ser eso o aquello, así o asá, eso que ellos desean ver de mi; un ente con esencia, una cosa; y es en este punto donde me conecto con rasgos nietzscheanos del nihilismo, ya que siendo como todos, actuando conforme a las necesidades que otros tengan de mi, esperando en ideas idolatras, solo estamos sobreviviendo en una falsa concepción del mundo. Debemos entender que el amor a la vida debe hacer del hombre un ser que va mas allá de si mismo, debe romper con lo establecido, para por fin sentirse como ser, y dejar de sobrevivir, para de una vez, comenzar a vivir. Reconozcamos de una vez que no hay una instancia trascendente que de sentido a la vida del hombre. Dios ha muerto, pero el hombre parece no querer aceptarlo, ha sido la iglesia, burda institución creada por hombres, quien lo ha matado, y ahora ponemos en su lugar a nuevos dioses a los que adorar, como las ciencias o el dinero.

Abramos los ojos, mirémonos entre nosotros, y nos daremos cuenta que los héroes no existen, de hecho el mismo Nietzsche decía que: “La Vida Del Hombre Está Aquí Pegada A La Tierra”, y si esta frase la extrapolamos a todo lo que se nos ha adoctrinado desde pequeños, veremos que jamás un hombre con los calzoncillos sobre los pantalones y de capa roja te tomará y te llevará al otro lado del rió, como tampoco lo hará aquel pseudo Mesías que decía caminar sobre el agua, menos aun, lo haría aquel militar fascista y palurdo, genocida y ladrón, un chileno que olvidó que mataba chilenos, un chileno que tuvo como uno de sus objetivos principales, el eliminar todo rastro marxista del país, como si fueran una plaga, un chileno que se hizo millonario de la noche a la mañana, riéndose de todos sus compatriotas, acusando poder y autoridad.

Entonces decimos, no, pero si ellos, al igual que nosotros, actuaban en función de sus valores, lo que no se sabe es que estos valores no tienen un origen neutro y objetivo, sino que nacen de una perversión de los auténticos valores vitales: La moral de los esclavos, que acabó triunfando sobre la moral de los Señores. Los Señores son fuertes, nobles, activos y afirman sus valores desde si mismos. Los Señores dicen: “Yo Soy Bueno, Y Por Tanto, Tu Que Impides Desarrollar Mi Fuerza, Eres Malo”. Los esclavos, en cambio, dicen: “Tu Eres Malo, Y Por Tanto, Yo Soy Bueno”. Basan sus valores (la humildad, la compasión, la resignación, la obediencia, la renuncia) en su propia impotencia y hacen de sus sufrimientos y de su debilidad, virtud. Esto es así a causa del cristianismo y el judaísmo, que devalúan el mundo real en nombre de un mundo ideal, estableciendo así unos valores contranaturales basados en el resentimiento, la mala conciencia y la absorción de la razón y la verdad. Por eso resumo la llegada al otro lado del rió como si se tratara de un león atacando a su presa, para luego convertirse en un ser sin prejuicios y dispuesto a establecerlas verdaderas marcas del terreno, y no dejarse guiar por sucias marcas viejas e impuestas por “tradición”, que solo nos rodean con una monumental reja que nos intimida y no nos deja salir de ella.

Ahora bien, díganme ustedes, ¿a que deberíamos atenernos a la hora de tomar decisiones?, muchos inspirados en la razón me dirán que hay que obedecerle a ella, anulando prácticamente lo que podríamos llamar sentimientos, sin embargo, otros me dirían que siempre, para tomar decisiones, bebo “creerle a mi corazón”, y dejarme guiar por él; entonces caigo en mas dubitaciones antes de resolver la primera, y así veo cada vez mas turbias las aguas que me rodean, pues para resolver un gran problema, decido, gratuitamente, crearme otro, entonces pongo en una balanza ambos puntos, en un lado a ala razón y al otro lado al “corazón”, y ahora que los tenemos aquí, frente a nosotros, podemos observar los pro y los contras de cada uno, y a partir de eso, por fin decidir cual nos conviene mas para resolver el problema de fondo, a causa de esto, nos encontramos de frente con un asunto similar al concepto de conciente e inconsciente de Freud, donde el punto de diferencia es que el sicoanalista insistía en complacer conductas sexuales, sin embargo, aquí no buscamos descubrir nuestras facetas eróticas reprimidas, sino mas bien, encontrar al mejor postor entre cerebro y corazón, entre razón y sentimientos, donde, desde el punto de vista freudiano, se identifica a la razón, este cerebro frío y calculador, como conciencia, y a aquellos mal mirados sentimientos, a ese corazón maldito, que a veces nos juega sucio, con la inconsciencia, que se ve reprimida y siempre quiere salir, pero cuando comienza a hacerlo, es la conciencia quien ejerce presión (la razón moldeada por la sociedad), cuando queremos hacer algo, cuando “sentimos” la necesidad imperiosa de hacer algo, inmediatamente pensamos en que hacer si algo sale mal, o como reaccionar si todo resulta como esperamos, ¿y si no?, que hacer, como hablar, me dirá que si o que no, mi jefe me dará el aumento, ¿Cómo me ira en la reunión de apoderados?, me darán permiso para ir a aquella fiesta, ¿llevo a mi polola a la casa ahora que mis padres salieron por todo el día, o no?, voy o no a buscarla, si sus padres no me quieren ver ni en pintura?, no se si hablar con mi papá, porque mañana es el día del padre, pero hace ya casi una semana que peleamos y ni siquiera nos hemos vuelto a saludar, ¿Qué dirán mis amigos si me ven de nuevo con ella?, hablo o callo, voy o no voy, si o no, alto o bajo, blanco o negro, mucho o poco; son todas trancas, trabas “morales” que nos impone la razón misma, destrozando de golpe el brote de unas grandes y espléndidas alas, que nos harían emprender el vuelo desde un sistema sucio, malgastado y maloliente.

No deseo, de ningún modo, detenerme aquí ni darle un enfoque político a estas líneas, pero vale mencionar el enorme aprovechamiento político y la extrema demagogia de la que somos victimas todos nosotros, cada uno de nosotros, de una u otra forma vivimos como levitando en una horrorosa nube de palabras, escritas por una enorme pluma, la pluma del capitalismo, la pluma de ese tan manipulado libre mercado, palabras que frente a nosotros macen de la boca de un gobierno que le teme al cambio, por perder el apoyo de aquellos manantiales de dinero, de aquellos que a cambio privatizan nuestras vidas, convirtiéndonos en un mero instrumento, sin embargo, hay quienes no desean seguir viviendo así, y desean cambiar, en la medida de lo posible, todo aquello que consideran malo.

Me tomo la libertad de felicitar a todos aquellos, cada día mas, que desean luchar, de buena manera, por aquello que creen justo, sin embargo, no es menester poseer conocimientos filosóficos para cuestionar la realidad sobre la que se esta parado, no es necesario conocer a Platón y su Republica, ni a Aristóteles con su Política, ni tampoco depender de la ley moral que Kant postula para darse cuenta de que muchas cosas están mal, no hay para que soñar con Nietzsche, ni dormir con algún libro de Hegel bajo la almohada, ni mucho menos intentar ser un Heidegger del siglo XXI para luchar por lo que uno cree mas correcto e intentar cambiarlo todo, puesto que esto solo involucra una aperturas de mente, la cual depende exclusivamente de cada uno.

A mi juicio, todos nosotros estamos, de cierta forma, en las fronteras de los mundos en los que nos desenvolvemos, siempre que no nos sintamos a gusto en ellos, ya que de lo contrario, si nos sentimos bien, cómodos, acogidos, no siempre el centro de poder de ese grupo pensara lo mismo, y en cualquier momento prescindir de nosotros, de nosotros como esencia, será inverosímil, integrándonos a ciertas decisiones sin mayor relevancia, solo para hacernos sentir presentes, pero sin considerarnos realmente; mientras que si no me siento a gusto, se que esto no es para mi y no me dejaré engatusar por cualquier vano argumento, intentando cambiar lo que esta mal; esto se puede lograr desde afuera hacia adentro, ya que es desde aquí de donde se pueden comparar ambos polos, y convivir con ambos, sin “drogarse” con ninguno, puedo desde aquí calcular todas y cada una de las diferencias o semejanzas entre ellos; aunque, sin lugar a dudas, la mejor forma de enfrentar aquella monumental efigie es demostrándole que estoy fuera de ella, que ella, por ende, no está sobre mi, quitándome todos los disfraces que cubren mi “ser”, para por fin quedar desnudo frente al mundo y darme cuenta que ya no soy nada, que estoy muerto , y como cualquier cadáver, no puedo ser victima de las garras de nadie.

Ahora bien, si enganchamos nuevamente con la idea de la toma de decisiones y las dudas que me atacan en aquel momento, me atrevo a citar una frase de Nietzsche, que en lo personal, me agrada mucho: “QUIEN TIENE UN PORQUE PARA VIVIR ES CAPAZ DE SOPORTAR CASI CUALQUIER COMO”. Estas palabras encuentran una perfecta comodidad cuando las decisiones y las dudas dejan de ser asuntos triviales, convirtiéndose en feroces ataques hacia la vida misma, poniéndola en riesgo, encontrándonos de frente con el más grande de los cuestionamientos a nuestra existencia. Dejando de ver sentido en nuestras vidas, ninguna meta, ninguna intencionalidad y, por tanto ninguna finalidad en vivirla; entonces recién ahora podemos darnos cuenta que no estamos hablando de cosas insignificantes, sino mas bien del sentido de la vida.

Hace ya unas semanas, un amigo, aquejado por innumerables problemas y sufrimientos, se me acercó diciéndome que necesitaba hablar, la expresión de dolor que refulgía desde el fondo de sus ojos se derramaba por todo su rostro, dándole una amarga expresión que me preocupó de sobremanera. Habíamos conversado más de diez minutos, y él estalló en llanto, un llanto triste, crudo y violento, llanto que poco a poco humedecía aquellas amargas facciones de tristeza, en este momento no hay ninguna necesidad de avergonzarse de las lagrimas, pues ellas testifican que el hombre era verdaderamente valiente; que tenía el valor de sufrir; había reconocido el hecho de que, incluso sufriendo, él es único y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar, y su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga.

He aquí donde, respectote su situación personal, surgía la ideas de que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino mas bien, si la vida espera algo de nosotros, pues mas allá de cualquier cosa, y en ultima instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea, y sea cual fuese el problema que nos presiona, ningún poder imaginable podrá jamás arrancarte lo que has vivido.

Lo lamentable de aquello es cuando la raíz de nuestras dubitaciones tiene bases éticas o morales, pues debemos saber que los principios morales no mueven al hombre, no le empujan, sino mas bien, tiran de él, y el problema radica en que muchos se acostumbran a ser tirados, “remolcados”, pero ¿qué les sucede cuando la soga que los une no es tan fuerte como creían y termina cortándose?, quedan vacíos frente al mundo, se les rompen los esquemas y se preguntan entonces, ¿Qué hacer con sus vidas?, pues se encuentran sin proyecciones ni metas mas que las inmediatas.

Podemos distinguir entonces, a dos tipos de personas, aquellos que tienen cierto espíritu sediento de verdad, aquel espíritu que no se contenta con vagos preceptos morales que nos adoctrina la viciada sociedad actual, amando entonces la adrenalina que se siente al experimentar el cambio, lo nuevo; y otros que solo viven, vegetan, no aspiran a mas, pues así se encuentran bien, son aquellos que, como mencionaba en un principio, no desean enfrentar los conflictos, sino mas bien evadirlos, son aquellos capitalistas que le temen a arriesgar sus multimillonarios fondos en pos de un mejor país, son aquellos burdos fascistas, aquellos que solo velan por sus intereses, son como aquel Piñera, que a punta de demagogia pretenden engatusar a la gente mas humilde con sucios y horribles conceptos déspotas del “Todo Para El Pueblo Pero Sin El Pueblo”.

Por fin nos podemos dar cuenta que hay dos “razas” de hombres en el mundo y nada más que dos: la “raza” de los hombres decentes y la “raza” de los indecentes, ahora bien, ambas se encuentran revueltas, entremezcladas en todas partes y en todas las capas sociales. Ningún grupo se compone solamente do hombres decentes o indecentes, así sin más ni más. En este sentido, ningún grupo es de “pura raza” y, de ello nos daremos cuenta en unos momentos, cuando veamos quienes de aquí son decentes y quienes no.

En conclusión, podríamos preguntarnos, ¿qué es, en realidad, el hombre?, a lo que deberíamos responder que es el ser que siempre decide lo que es, aunque eso implique, paradójicamente, su propia destrucción, es el ser que, por su propia inseguridad, crea seres utópicos, a su imagen y semejanza, con el fin de sentirse un poco mas protegidos frente a un mundo tan duro que se le abalanza, ese ser que es capaz, siempre por su inseguridad, de sacrificar su tan preciada libertad, aquella majestuosa idea por la que tantos se inmolaron (.idiotamente), a cambio de mas “seguridad” y “prosperidad” en manos de sucios sicópatas y pseudo héroes. El hombre es aquél ser que dice ser tan fuerte como para eliminar a quien se le atraviese por delante con tal de satisfacer sus necesidades de petróleo, sin embargo, es, a su vez, aquel ser que no puede destruir sus propias trabas morales, que son los verdaderos enemigos de esta degenerada raza. El hombre es aquel ser que luego de crear a dios, y sentirse protegido bajo su manto, desea “sentirse como dios”, haciendo y deshaciendo, creando y destruyendo a diestra y siniestra, el hombre es el ser que ha inventado las armas para matar a sus enemigos, eliminándose a si mismo, es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero así mismo es el ser que ha entrado en ellas musitando una oración.

[†]·...·[†]ThE DarKKneSS[†]·...·[†], Alias Iván El Curadíto Gótico Fiestero

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